Lucero Torres
Los amarres de amor como bien los conocemos hoy
en día han pasado por distintas épocas donde los habitantes de ellas solían
realizar estos rituales como medio de costumbres para las comunidades, como por
ejemplo: si en una tribu existía una doncella la cual su destino – desde su
nacimiento- era contraer nupcias con el hombre elegido de otra tribu cerca, los
aldeanos podían hacer un conjuro para sellar el amor de ambos jóvenes siempre y
cuando alguno de los elegidos por cada tribu tenga sentimientos hacia una
persona ajena al pacto sellado. Así pues, los antecedentes de la brujería
existen y han sido mejoradas en la actualidad pero bajo el mismo propósito,
atar a una persona sin que esta sienta amor real.
Desde un punto de vista lógico, los amarres de amor
son sinónimo de utopía, pues nadie está dispuesto a creer que unas palabras,
hechizos y demás puedan hacer que una persona caiga locamente enamorada de
otra. Para un sector de la sociedad esta clase de embrujos es algo que carece
de sentido y probabilidades. Sin embargo, no todos comparten la misma opinión
respecto estos temas y son las personas
quienes viven de estos oficios hechos de brujería, es decir, los especialistas.
Si bien es cierto, la brujería como los amarres, conjuros, lectura de cartas y
demás se han convertido en una fuente de dinero porque la movida que han
causado ha sido objeto para que las personas se den la oportunidad de aunque
sea por mera curiosidad ejecutarlas.
Entonces, podríamos decir que los amarres de
amor es un tema de gran debate en la sociedad respecto a los poderes que puede
causar en alguien. Asimismo, las personas de más desdén hacia estos temas son
las más propensas a realizar uno de estos ritos al menos una vez en su vida.
Pero, es necesario hacer una acotación importante, la cual es “una vez
realizado – por curiosidad o lo que fuese- el encantamiento de amor, una
persona podría volver de este método una constante aplicación para todos sus
problemas” incluso para asegurar un futuro estable y un buen estilo de vida.

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